Robeco, The Investments Engineers
blue circle

19-01-2023 · Visión

¿Los swaps ofrecen una buena alternativa a la desinversión en sectores excluidos?

Al igual que la desinversión, los swaps son una forma de reducir a cero la exposición financiera a empresas excluidas. Al mismo tiempo, los swaps benefician a los inversores sostenibles, al permitirles conservar sus derechos de voto y determinar con claridad la rentabilidad de sus decisiones. Sin embargo, el uso de swaps puede ser difícil de explicar a nuestros interlocutores, añade complejidad a la cartera, y tiene menos impacto que la desinversión.

    Autores/Autoras

  • David Blitz - Chief Researcher

    David Blitz

    Chief Researcher

  • Laurens Swinkels - Head of Quant Strategy

    Laurens Swinkels

    Head of Quant Strategy

Muchos inversores no desean implicarse en productos perjudiciales o moralmente cuestionables, como las armas controvertidas, el carbón térmico o el tabaco. Una práctica habitual consiste en desinvertir las posiciones mantenidas en tales empresas y excluirlas del universo de inversión en el futuro. Sin embargo, la desinversión también significa perder los derechos que los inversores poseen como accionistas, en concreto los derechos a votar y presentar propuestas en las juntas de accionistas.
Para resolver ese problema, los inversores pueden plantearse el uso de swaps como alternativa a la desinversión. En su forma más simple, el inversor contrata a un gestor pasivo para que replique plenamente la cartera de mercado, y añade un swap en el que el componente en corto reduce a cero la exposición a las empresas incluidas en la lista de exclusión. El componente en largo del swap puede estar integrado bien por el resto de acciones o por una cartera a medida, por ejemplo, una cartera de acciones con un alto nivel de sostenibilidad, o los títulos que se prevé proporcionarán la mejor cobertura para las acciones neutralizadas.

Ventajas de los swaps

Al igual que con la desinversión, la utilización de swaps consigue reducir a cero la exposición financiera a las empresas excluidas, ya que las posiciones físicas en largo se compensan con el componente en corto del swap. Por tanto, los dos enfoques son equivalentes desde el punto de vista de la gestión del riesgo financiero. Sin embargo, la solución con swaps ofrece dos ventajas.

En primer lugar, al conservar las acciones de las empresas excluidas, los inversores mantienen sus derechos a votar y a presentar propuestas como accionistas, al contrario que los inversores que optan por desinvertir. La rentabilidad de un swap refleja directamente el coste o beneficio de la decisión de exclusión, ya que el componente en corto está integrado por las acciones excluidas, mientras que el largo lo constituye la cartera sostenible. Con la desinversión es más difícil determinar el impacto sobre la rentabilidad, al no ser evidente qué acciones concretas se compraron para sustituir a las excluidas.

Manténgase al día de las últimas perspectivas con actualizaciones mensuales por correo

Reciba nuestro boletín de Robeco y sea el primero en leer las últimas novedades y construir la cartera más ecológica.

Manténgase al día

Desventajas de los swaps

Los swaps también tiene algunas desventajas. Para empezar, puede ser difícil de explicar. Los clientes, los medios de comunicación y las ONG podrían no comprender la lógica de comprar una empresa y simultáneamente venderla mediante un swap. Es posible que no contemplen estas dos opciones como un todo y que en su lugar se fijen solo en los títulos físicamente adquiridos.

Además, los derivados añaden una complejidad, con contratos legales, gestión del riesgo de contraparte y gestión de las garantías, algo que no todos los inversores pueden asumir. La contraparte del swap también puede cobrar una comisión por el swap, lo que reduciría la rentabilidad total del inversor sostenible.

Sin embargo, el principal inconveniente del swap es que tiene menos impacto en el mundo real que la desinversión. En concreto, si una empresa desea expandir su negocio y decide captar fondos con la emisión de nuevos bonos o acciones, es obvio que los inversores que excluyan la empresa no serán suscriptores. Por tanto, la desinversión limita el acceso de estas empresas a los mercados de renta variable.

Por otra parte, los gestores pasivos están obligados a seguir las ponderaciones del índice. Ello significa que si prevén que la emisión conlleva que la ponderación de una acción o bono aumente en el índice, tendrán que suscribir la emisión para seguir replicándolo por completo. Por supuesto, el propietario del activo puede optar por neutralizar esa mayor ponderación en la cartera mediante swaps, pero la empresa en cuestión ya habrá obtenido nuevos fondos.

Las operaciones de swap tienen lugar en el mercado secundario, por lo que no limitan el acceso al capital en el mercado primario, al menos no directamente. Por tanto, el impacto del swap en el mundo real es probablemente menor que con la exclusión directa.

Por último, también podemos cuestionarnos si es éticamente responsable votar o presentar propuestas de accionistas en una empresa en la que el inversor tiene una exposición financiera nula. Para ilustrar este punto, consideremos el ejemplo de un inversor que posee determinadas acciones pero que utiliza swaps no solo para reducir su titularidad económica a cero, sino para conseguir una posición neta negativa (es decir, corta).

En este caso, el inversor se beneficiaría financieramente de votar a favor de propuestas que deliberadamente perjudican a los accionistas. Estos conflictos de intereses pueden entorpecer el debido funcionamiento de los mercados financieros.

Conclusión

En resumen, la utilización de swaps para neutralizar la exposición financiera a acciones controvertidas ofrece las ventajas de que los derechos de voto se conservan y de que la rentabilidad se determina claramente, pero es una solución que puede ser difícil de comprender para los interlocutores y que es menos eficaz que la desinversión a la hora de limitar el acceso al capital de las empresas en cuestión. Además, votar sin tener exposición financiera puede incluso considerarse como una conducta éticamente cuestionable, algo que los inversores sostenibles quieren siempre evitar