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16-06-2021 · Estadísticas extraordinarias

La oleada de ciberdelitos incrementa el gasto en seguridad

Aproximadamente 30.000 millones de registros de datos se vieron comprometidos el año pasado. Más que en los 15 años anteriores juntos.

    Autores/Autoras

  • Patrick Lemmens - Portfolio Manager

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  • Koos Burema - Portfolio Manager

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    Portfolio Manager

  • Michiel van Voorst - Portfolio Manager

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¿Qué ha sucedido?

La pandemia de Covid-19 ha sido una bendición para los hackers. Amplios sectores de la economía se vieron obligados repentinamente a pasarse al medio digital, y eso hizo proliferar los ciberdelitos. Al menos 30.000 millones de registros de datos fueron robados en 2020, según un reciente informe1 de Canalys, una empresa de análisis del sector tecnológico. Más que en los 15 años anteriores juntos.

Además, en otro informe publicado a finales del año pasado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), un grupo estadounidense de expertos, y la empresa de seguridad informática McAfee, se calcula que las pérdidas monetarias causadas por la ciberdelincuencia a escala mundial han aumentado tan drásticamente el año pasado que podrían rondar los 945 miles de millones de USD (véase la Figura 1).2

Figura 1: Estimación de las pérdidas monetarias mundiales ocasionadas por delitos informáticos

Figura 1: Estimación de las pérdidas monetarias mundiales ocasionadas por delitos informáticos

Fuente: Lewis, J. A., Malekos Smith, Z. y Lostri, E., diciembre de 2020, “The Hidden Costs of Cybercrime”, informe de CSIS-McAfee.

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Además, se estima que el gasto mundial en ciberseguridad habría superado los 145.000 millones de USD, lo que situaría el coste total de la ciberdelincuencia a escala mundial en casi 1,1 billones de USD, es decir, el 1,3% del Producto Interior Bruto (PIB) global. Este cálculo supone un aumento de más del 50% en relación con la cifra anterior estimada por el CSIS y McAfee para el año 2018.

Los autores del informe admiten que parte de este aumento puede deberse a las mejoras en la información publicada. Sin embargo, también indican que, incluso con estas salvedades, resulta evidente que los delitos informáticos siguen aumentando rápidamente. “La ciberdelincuencia está proliferando porque resulta lucrativa, puede ser fácil y el riesgo para los ciberdelincuentes puede ser limitado”, afirman.

¿Por qué es importante?

La crisis del Covid-19 ha elevado drásticamente nuestra dependencia del ciberespacio. Es poco probable que esto dé marcha atrás, incluso cuando la pandemia se vaya desvaneciendo y podamos recuperar algunos viejos hábitos. Esto supone que las empresas van a tener que seguir invirtiendo en infraestructuras de ciberseguridad, sobre todo en el sector de los servicios financieros.

En un informe publicado el pasado mes de agosto, la Interpol advertía sobre la alarmante tasa de ciberataques que se venía observando durante los primeros cuatro meses de 2020, en los que infinidad de países de todo el mundo impusieron estrictas medidas de confinamiento. Otro aspecto aún más importante es que la Interpol también calificaba como muy probable que, en un futuro próximo, los delitos informáticos siguieran en aumento, a medida que continuaran desarrollándose ciertas tendencias estructurales como el aumento del comercio electrónico y el teletrabajo.

En este contexto, los presupuestos para ciberseguridad parecen abocados a proseguir su trayectoria ascendente. Aunque durante la pandemia se dio prioridad a la continuidad de la actividad y a la productividad de las plantillas, en detrimento de la seguridad, en 2020 las inversiones en ciberseguridad superaron a las realizadas en otros segmentos del sector de TI, registrando un crecimiento del 10% y alcanzando los 53.000 millones de USD, según Canalys.

Esta empresa, especializada en el análisis del sector tecnológico, considera que la tendencia actual va a continuar, al menos en un futuro próximo. Más concretamente, se espera que las inversiones en ciberseguridad aumenten entre un 6,6% y un 10% en 2021, destacando como campos de mayor dinamismo las tecnologías de seguridad web y de correo electrónico.

¿Qué supone esto para los inversores?

Para los inversores, que la ciberdelincuencia aumente exponencialmente supone, obviamente, una amenaza para sus participadas. Pero también plantea la oportunidad de invertir en empresas que proporcionen soluciones para afrontar este creciente reto. Esto resulta especialmente relevante para el sector financiero, ya que los ciberdelincuentes tienden a sentirse naturalmente atraídos por este sector. En el mundo financiero, no contar con una adecuada ciberseguridad supone sencillamente salir del negocio.

El creciente interés por las inversiones en ciberseguridad queda patente ya en los flujos de fondos de capital riesgo en renta variable. Los fondos dirigidos hacia el segmento de la ciberseguridad alcanzaron un máximo histórico de 11.400 millones de USD en 2020, con un aumento cercano al 50% con respecto a 2018, según la entidad de investigación y análisis CB Insights. La rápida evolución de la ciberdelincuencia y la intensa adopción de las soluciones en la nube han sido las fuerzas clave que han impulsado este ascenso.

La creciente demanda de soluciones de ciberseguridad es uno de los fenómenos que seguimos muy de cerca en nuestras estrategias de renta variable FinTech y New World Financials equity. Cierto es que encontrar empresas de ciberseguridad que resulten a la vez relevantes para el sector financiero y atractivas desde el punto de vista de la inversión no es tarea fácil. Por un lado, el conjunto de oportunidades sigue siendo relativamente limitado.

Además, el crecimiento de las empresas y el impulso de los precios de sus acciones no siempre corren parejos, por lo que resulta extremadamente importante analizar las valoraciones (relativas). Sin embargo, consideramos que las recompensas potenciales merecen el esfuerzo. En consecuencia, las empresas cotizadas que ofrecen servicios como la protección de pagos, por ejemplo, son ahora una parte importante de nuestro universo de inversión.