Los países de la periferia europea no han seguido progresando en la Clasificación por países según sostenibilidad de RobecoSAM. Lo más llamativo es la continuada inestabilidad política en Italia. Suecia, que encabeza la clasificación, es la única economía avanzada que ha registrado un incremento notable de su puntuación. El resto de países que han mejorado, en particular Emiratos Árabes Unidos e Israel, son mercados emergentes.
La clasificación Country Sustainability Ranking de RobecoSAM analiza el perfil ambiental, social y de gobierno corporativo (ASG) de 65 países de todo el planeta. Se actualiza dos veces al año, y para su elaboración se tienen en cuenta datos de 22 economías desarrolladas y 43 mercados emergentes, a partir de los cuales se calcula la puntuación general de cada país. En el siguiente diagrama se recoge la clasificación más reciente.
Los dos países cuya puntuación ha empeorado más son Ucrania y Corea del Sur. La situación política ucraniana continúa siendo tensa, mientras que Corea del Sur se ha visto sacudida este año por el cese del expresidente Park Geun-hye a resultas de un escándalo de corrupción. Y también está viviendo una escalada de tensión con su vecino del Norte. La elección de Moon Jae-in en mayo podría restablecer la calma, ya que ha prometido luchar contra la corrupción, controlar la influencia de los grandes conglomerados empresariales (chaebols), y adoptar una actitud más conciliadora hacia Corea del Norte.
Finlandia consolida su posición de liderazgo entre los países miembros de la Unión Monetaria Europea (UME). La siguiente mejor clasificada en sostenibilidad dentro de la UME es República de Irlanda, que ha continuado estabilizando su perfil ASG general. Sin embargo, el país se enfrenta ahora a una notable incertidumbre, como consecuencia de la decisión de los británicos de proceder con el Brexit. La salida del Reino Unido de la UE podría perjudicar a la cooperación entre británicos e irlandeses, con repercusiones indeseadas en ámbitos como el comercio, la inversión extranjera directa, la energía, la migración o las futuras relaciones entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte. Todo ello podría llegar a tener ramificaciones que afecten al perfil de sostenibilidad del país, sobre todo en lo que respecta a riesgo político y competitividad.
Los países de la periferia europea no han podido continuar mejorando en el terreno de la sostenibilidad. Grecia se encuentra de nuevo en negociaciones con el FMI y la UE para acordar el alivio de su deuda. En mayo, el gobierno griego recortó su previsión de crecimiento del PIB para 2017 en un punto porcentual, situándola en el 1,8%, como consecuencia de las nuevas medidas de austeridad que se dispone a aplicar. Por tanto, cabe esperar una posible proliferación de la tensión social y política. En consecuencia, Grecia seguirá ocupando el último lugar de la clasificación dentro del grupo de la UME, al menos durante el futuro más próximo.
España, que ocupa el puesto 25, hizo notables avances justo después de la crisis financiera, pero lleva dos años estancada. Buena parte de este estancamiento puede atribuirse a su delicada situación socio-económica y a la incertidumbre política que ha dominado el país en los últimos años. En España, la crisis ha dejado importantes cicatrices, visibles todavía en el elevado desempleo, desigualdad, pobreza y carencias en educación.
Italia ha tenido también unos meses políticamente muy turbulentos que han motivado un nuevo descenso de su puntuación por riesgo político, que se había recuperado —temporalmente— en 2016. Aunque el país ha emprendido algunas reformas, el clima empresarial sigue empañado por las considerables ineficiencias de la administración pública, la lentitud judicial, la inadecuación de las normativas y la falta de competencia. Son necesarias reformas más profundas para que el clima empresarial mejore, las capacidades de los trabajadores se incrementen y se reduzca la pobreza; todo ello resulta esencial para lograr un desarrollo económico sostenible. Italia necesita restaurar una estabilidad política que permita la adopción de medidas encaminadas a lograr estos objetivos.
Singapur ha sabido defender su clara posición de liderazgo en sostenibilidad dentro del universo de mercados emergentes. Ocupa el puesto 16 en la clasificación general, por delante de varias economías avanzadas. India ha reanudado su tendencia de mejora gradual. Gracias a la mayoría obtenida por el Partido Bharatiya Janata en las elecciones legislativas celebradas el pasado mes de marzo en el estado más poblado del país, Uttar Pradesh, el Primer Ministro Modi ha consolidado su poder, lo que constituye un buen augurio para los planes de futuro.
La incertidumbre política sigue reinando en Turquía, lo que supone el condicionante de riesgo más importante para la tendencia del país en materia de ASG. El Presidente Erdogan continúa tratando con mano dura a sus opositores, ha vuelto a ser elegido como dirigente del partido en el poder, el AKP, y ha reanudado las conversaciones sobre la reinstauración de la pena de muerte. Todo ello apunta a que el autoritarismo va a ser la nota dominante en el futuro de Turquía. No es un buen augurio para la economía turca, para su estabilidad política ni para la posibilidad de que se reanude la normalidad en sus relaciones con la Unión Europea y otros países occidentales.
Son cada vez más los países emergentes que empiezan a sufrir un rápido empeoramiento de su transición demográfica, lo que va a afectar negativamente a su potencial de crecimiento económico. Esta tendencia es más acentuada en China, cuyo porcentaje de población activa se ha reducido un punto porcentual entre 2010 y 2015, situándose en el 73,2%, y las previsiones de Naciones Unidas apuntan a que podría bajar hasta el 58,9% en 2050. A Brasil se le augura una tendencia similar, aunque menos pronunciada. Por el contrario, está previsto que el porcentaje de población activa de la India crezca del 65,6% en 2015 al 67,1% en 2050.