Si nos fijamos en dónde nos encontramos actualmente, hay dos aspectos que sin duda destacan. La inversión sostenible no solo se ha convertido en algo mayoritario, sino que también está cambiando rápidamente: hemos pasado de la integración ASG de hace una década a la actual inversión climática. Y, al mismo tiempo, siguen apareciendo noticias sobre el ecoblanqueo en el sector de la inversión. ¿Qué opina sobre la situación actual?
“Empecemos por un comentario que me veo obligado a hacer cada vez más a menudo: ‘No tenemos ni idea de lo que se nos viene encima.’ La gestión climática y la preservación de la biodiversidad son ideales loables, pero nadie sabe de verdad cómo va a ser exactamente la trayectoria hacia el cero neto, o qué retos tendremos que afrontar en el camino de la descarbonización durante los próximos 10 a 15 años.
Necesitamos más datos, y más fiables —lo que requerirá de un enorme compromiso, tanto intelectual como económico—, para esclarecer el vínculo entre el impacto climático y la gestión patrimonial. Es esencial que comprendamos adecuadamente el impacto que ejercen nuestras políticas e inversiones sobre el mundo real. Aunque quizás sea duro admitirlo, lo cierto es que por ahora hay que aceptar que no conocemos la ruta exacta, tan solo la dirección. Ahora más que nunca tenemos que confiar en nuestra gente y nuestros especialistas, y estar muy atentos a lo que nos diga la ciencia.”
“Esto significa que debemos invertir en más recursos de TI, más herramientas y más especialistas en IS y, en general, que las conductas en nuestro sector tienen que cambiar radicalmente. Ya no se trata solo de generar alfa, si queremos ser los líderes de la inversión sostenible y satisfacer las necesidades de nuestros clientes en las próximas décadas. Huelga decir que todos los gestores quieren formar parte de esta enorme transición, y cada vez es más común en el sector prometer demasiadas cosas y cumplir pocas. Por nuestra parte, preferimos hacer lo contrario.”
“También es importante darse cuenta de la rapidez con la que está evolucionando nuestra industria. Las cosas se suceden con gran rapidez. Hace una década, hablábamos de integrar criterios ASG en todo el proceso de inversión, en lugar de tener un equipo de especialistas en IS en un rincón aislado de la empresa. Ahora hablamos de las complejidades que revisten los datos sobre emisiones de carbono y de calcular la trayectoria de las emisiones de Alcance 3 de aquí a 2030. Analizamos cómo medir el impacto de nuestras carteras en el mundo real. El terreno de juego ha cambiado por completo, y una cosa es segura: estos cambios van a continuar.”
Ha mencionado el cero neto. ¿Cuál es concretamente la contribución de Robeco en este sentido? ¿Y deberíamos considerarlo un reto o una oportunidad?
“Tenemos el compromiso de alcanzar el nivel de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en todos nuestros activos para 2050. Hemos adquirido este compromiso porque forma parte de nuestra responsabilidad de buen gobierno y beneficia a los intereses a largo plazo de nuestro planeta, nuestros clientes y nuestros resultados de inversión. Nuestra visión es que salvaguardar los activos económicos, ambientales y sociales es un requisito esencial para contar con una economía saludable y generar rentabilidades atractivas en el futuro. La transición hacia un mundo con bajas emisiones de carbono no es solamente un imperativo moral, sino también la mayor oportunidad de inversión de nuestra generación.”
Volviendo al tema del ecoblanqueo... Es posible que se deba a que la transición que estamos viviendo se considera una oportunidad enorme. Sin duda habrá leído las afirmaciones de quienes denuncian que sus competidores están haciendo ecoblanqueo. ¿Qué opina a este respecto?
“La inversión sostenible es el epicentro de nuestro sector hoy por hoy. Es hacia donde fluye el dinero. Por ello, ningún gestor quiere quedarse fuera. Todos quieren sacar partido de este gran cambio. Pero, a diferencia de la mayoría de los gestores, nosotros llevamos integrando la sostenibilidad desde hace más de 15 años, y contamos con una trayectoria sólida y contrastada sobre el terreno. Actualmente, la inversión sostenible no es un simple ejercicio de copiar y pegar. Llevamos mucho tiempo en esto, mientras que algunos de nuestros competidores acaban de empezar. Se necesita investigar mucho, acumular conocimiento, implantar los sistemas adecuados y contar con las personas idóneas. Aunque seamos pioneros en este campo, seguimos aprendiendo cada día.”
“En el otro lado del espectro, hay gestores que simplemente se han subido al tren sin disponer de los especialistas y procesos adecuados. Es algo complejo. Tenemos TI, investigación, el reto de los datos... y luego hay que integrar en los procesos de inversión, para los diferentes activos, todos los datos, cifras y conocimientos recopilados. Para los recién llegados, este proceso de ponerse al día puede llevar años, y mientras tanto todo sigue cambiando a una velocidad cada vez mayor. Tal vez no tengan la culpa de haberse quedado atrás, pero deberían ser un poco más modestos a la hora de hacer ciertas afirmaciones sobre sostenibilidad.”
“Y luego están los gestores pasivos, que por su naturaleza cuentan con poco margen de maniobra. Estoy simplificando bastante, pero decir que uno es sostenible porque incorpora a su oferta algunos índices sostenibles seguramente sea exagerar un poco las cosas.”
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Our outlook for SI and engagement themes for 2022
Los gobiernos y los organismos supervisores del sector también han tomado medidas, elevando el listón para los gestores que quieran identificarse como sostenibles.
“Es positivo que los reguladores y los inversores sean cada vez más conscientes de la posibilidad de que existan estas prácticas; de las distintas tonalidades, intencionadas o no, de ecoblanqueo. Debemos entender que, desde el punto de vista comercial, es tentador posicionarse como actor sostenible cuando, en realidad, uno solo haya dado los primeros pasos en la dirección correcta.”
“Hay quien diría que nuestra industria tiende a veces a ser complaciente. La IS no es compatible con la complacencia. Hay que redoblar esfuerzos y asumir responsabilidades. Claramente, nuestro único cometido no es cambiar el mundo —eso sería imposible—, pero tenemos un papel que representar, al igual que los gobiernos, los reguladores, los inversores, los consumidores y las empresas.”
“Las organizaciones, las ONG y los organismos públicos se coordinan cada vez más entre sí y, con ello, van creando una serie de normas y perspectivas homogéneas. El Acuerdo de París por el Clima, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas y el Pacto Verde europeo están todos interconectados. Todos ellos se basan en el trabajo científico realizado sobre el terreno. Y se hace énfasis siempre en las evidencias científicas. La sostenibilidad no es para creyentes; hoy por hoy es ciencia pura y dura, y se publican cada vez más artículos y estudios científicos sobre el tema. En consecuencia, la integración de la ciencia de la sostenibilidad en las nuevas políticas, en Europa por ejemplo, ya es muy común.”
Así pues, en este entorno que cambia tan rápidamente, los elementos clave para que los gestores sean sostenibles —para que sean verdaderamente sostenibles— tendrían que ser la educación y la adopción, ¿no?
“En el sector financiero, todo aquel que quiera estar al corriente de las evoluciones tiene que formarse. Esto no es nada nuevo para nosotros en Robeco. Adoptar enfoques basados en análisis siempre ha sido la esencia de todo lo que hacemos, y por ello la sostenibilidad es una tendencia estructural idónea para Robeco. También es la razón por la que estoy seguro de que vamos a continuar siendo líderes en sostenibilidad en las próximas décadas. Supone que tenemos que convertirnos en gestores 2.0; las cosas ya no giran solo en torno al alfa. Alpha, tracking error y algún tipo de presupuesto de carbono: esta es la nueva normalidad. La interacción con las participadas, el clima y la biodiversidad van a ser piezas fundamentales de los procesos de inversión entre ahora y cuando nos jubilemos, y también mucho después.”
Uno de los acontecimientos más significativos de los últimos años son los ODS. La utilidad que tienen para los gestores. ¿Por ejemplo para medir el impacto que pueden ejercer con sus carteras sostenibles?
“He leído mucho este verano, en buena parte, sobre los ODS. En resumidas cuentas, el mundo está pasando rápidamente de la inversión ASG a la inversión de impacto. Un problema que a menudo se plantea con respecto a la inversión ASG es que ciertas empresas polémicas, como las productoras de tabaco, a menudo son calificadas por los proveedores de índices con puntuaciones ASG relativamente elevadas porque, por ejemplo, crean empleo o cuidan bien de sus trabajadores. Así que lo que tenemos es una cierta compensación entre los aspectos positivos y negativos, cuyo resultado es que estas empresas tienen un perfil ASG medio decente, aunque al mismo tiempo son objeto de exclusión por parte de muchos grandes inversores, por razones obvias.”
“Otra preocupación muy importante para los inversores en relación con la integración ASG es que no genera un impacto positivo en el mundo real. Y que tener en cuenta consideraciones ASG no hace que automáticamente la cartera de participadas se asocie a un impacto positivo en el mundo real. Esto supone que debemos mantener un vínculo mucho más estrecho entre la economía real y el sector financiero, lo cual resulta complejo para los índices, que necesitan encontrar una manera de pasar de las puntuaciones abstractas al impacto en el mundo real, medido en términos absolutos.”
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Otra cuestión de gran importancia para el sector es el reto de descarbonizar las inversiones. ¿Cómo de grande es este reto?
“El principal desafío es conseguir los datos correctos. Un problema fundamental de los datos sobre huella de carbono es que son retrospectivos, y presentan una diferencia temporal media de alrededor de dos años. Esto supone que los datos no te informan sobre si una empresa está preparada para la transición. Lo que en realidad se necesitan son más parámetros prospectivos. La información que existe actualmente sobre la huella de carbono no me dice si la empresa va a descarbonizarse en el futuro. El segundo problema no es que no haya datos suficientes, es que provienen de fuentes diversas y superpuestas que a menudo se contradicen. Los datos sobre emisiones de Alcance 1 y 2 son relativamente fáciles de obtener, pero apenas existe correlación sobre su escala entre los diferentes proveedores de datos. El verdadero problema es que no se miden, se modelan. O sea, que son una estimación.”
“Por otra parte, no podemos escudarnos en los problemas de los datos como excusa para no dar los siguientes pasos. Debemos mantener nuestro compromiso con los objetivos que explícitamente nos hemos marcado. Para nosotros, como inversores, es muy importante saber cómo van a descarbonizarse los distintos sectores en las próximas décadas. Nuestros analistas de IS están desarrollando nuestra propia ruta de descarbonización sectorial. Los sectores clave que hay que vigilar son de sobra conocidos: Petróleo y gas, energía, transporte, cemento y construcción, hierro y acero.”
“Después, si hablamos de armonización con el Acuerdo de París, hay varias cosas que debemos tener presentes. En primer lugar, una cartera que apunte a 1,5 grados para 2050 no tiene por qué ajustarse a un límite de 1,5 grados de calentamiento global. La trayectoria es crucial. Por ejemplo, una trayectoria de descarbonización lenta para las próximas décadas seguida de una tendencia subsiguiente más pronunciada supone la generación de emisiones de carbono muy significativas a lo largo del tiempo. Sin embargo, una trayectoria de descarbonización muy marcada para los próximos años, seguida de otra mucho más lenta después, daría como resultado un perfil acumulado de emisiones de carbono mucho más bajo. Por ello, apuntar a 1,5 grados y ser cero neto no es lo mismo.”
Entonces, ¿cuáles son los próximos pasos que deben dar los gestores que quieran ejercer un impacto positivo real?
Hemos identificado seis actuaciones clave destinadas a descarbonizar nuestras actividades, acelerar la transición y promover inversiones armonizadas con el clima. En el caso de nuestras carteras, Robeco va a seguir una trayectoria de descarbonización del 7% interanual, con el objetivo de armonizar nuestras inversiones con los objetivos del Acuerdo de París. Y después queremos alcanzar el cero neto en nuestras propias operaciones (edificios, viajes de negocios y todas las demás actividades) para 2050. La titularidad activa es nuestra principal herramienta para asegurar que las empresas de nuestras carteras reduzcan sus emisiones. Pero no se trata solo de nosotros y de ellas. También pedimos a los gobiernos que hagan su parte. Unos objetivos climáticos tan ambiciosos e imperiosos como estos solo podemos alcanzarlos trabajando juntos. Por ello, colaboramos con clientes, otras entidades del sector y demás interlocutores relevantes. Se requiere un esfuerzo conjunto para afrontar el reto climático.”
“Y una cuestión algo irónica es que, en mi opinión personal, China puede pasar de ser la mayor fuente de emisiones de carbono del mundo a asumir el liderazgo de la transición. El país tiene un gobierno central plenipotenciario, cosa que a veces puede resultar positiva, y podría sorprendernos a todos.”
Para terminar, ¿es usted todavía optimista en lo que respecta a la sostenibilidad?
“Está claro que nadie puede hacer esto por su cuenta. Todas las entidades —grandes y pequeñas empresas, inversores, gobiernos, ONG— necesitan las unas de las otras para afrontar con éxito este enorme reto. No conocemos la ruta exacta hacia un mundo de cero emisiones netas, pero la dirección está clara. Así que sí. Todavía soy optimista.”