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06-09-2022 · Visión

Aprendamos de los pájaros y de las abejas: la urgencia de la biodiversidad

Proteger la biodiversidad se ha convertido en algo tan urgente como lo es frenar el cambio climático, y los inversores tienen un papel que representar. Pero supone transformar por completo multitud de procesos industriales y hábitos de los seres humanos, y por eso resulta aún más complejo que completar la transición energética, como explica Lucian Peppelenbos, estratega de clima y biodiversidad de Robeco.

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  • Lucian Peppelenbos - Climate & Biodiversity Strategist

    Lucian Peppelenbos

    Climate & Biodiversity Strategist

Los inversores pueden contribuir asegurándose de que las empresas en las que invierten ayudan a reducir o revertir los factores que provocan la pérdida de biodiversidad. En octubre, Robeco pondrá en marcha Biodiversity Equities, un fondo de renta variable centrado en la biodiversidad y capaz de identificar a las empresas que pueden incidir positivamente sobre el medio natural, por ejemplo, con actividades de reforestación y conservación de agua.

Además, como parte de su hoja de ruta sobre biodiversidad, Robeco está desarrollando un marco de inversión más amplio para evaluar las contribuciones de las distintas empresas –tanto positivas como negativas– a la biodiversidad en todas las carteras de inversión.

Esta es una tarea urgente. “Estamos consumiendo los recursos de la Tierra a una velocidad mayor de la que el planeta tarda en reponerse. Dependemos de la naturaleza para todo lo que hacemos, así que se trata de un gran problema para nosotros. Se está convirtiendo en un riesgo de inversión sistémico”, afirma Peppelenbos.

“Nuestra economía y el conjunto de la sociedad dependen enteramente de la biosfera, de los ecosistemas y de los servicios de los ecosistemas. Si estos servicios de los ecosistemas se degradan, la actividad económica también peligra. Es un problema mucho más urgente de lo que la gente cree, y ya está teniendo incidencia directa sobre la economía en estos momentos.”

Los pájaros y las abejas

“Miremos las abejas, por ejemplo. Las abejas son esenciales para la polinización. Existe actualmente un mercado en California para alquilar colmenas a precios bastante elevados, porque las abejas son necesarias para muchos cultivos, sobre todo algunos de alto valor como la almendra. Es un servicio del ecosistema que se ha convertido en un mercado.”

“Uno de los factores que genera la pérdida de biodiversidad son las especies invasoras: un parásito entra en un sistema ecológico y se propaga sin control. En Australia les ha salido caro aprender esta lección, ya que el ácaro Varroa se ha propagado por las colmenas y ha comenzado a alimentarse de las abejas melíferas. Para contener su propagación, han tenido que recurrir al confinamiento.”

“Así que después del confinamiento de los seres humanos a causa del Covid, ahora están teniendo que confinar a las abejas. Las colmenas no se pueden trasladar. Esto supone que miles de millones de dólares en cultivos australianos corren peligro, porque no pueden ser polinizados.”

“Este es un ejemplo de cómo un riesgo de biodiversidad puede afectar a la economía real. Encarna los desastrosos efectos que puede acarrear no proteger la biodiversidad.”

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Estas diminutas criaturas son vitales para la agricultura pero ahora, en Australia, se encuentran confinadas.

El papel decisivo del agua

Otro servicio vital del ecosistema es el agua. Las sequías, como las que han tenido lugar este año en todos los continentes, aumentan el riesgo de pérdida de cosechas y, en algunas partes de África, de inseguridad alimentaria. Pero sus efectos no se detienen ahí: el agua también resulta esencial para la industria y el comercio que se desarrolla a través de los ríos, que se están secando.

“Las aguas subterráneas y superficiales se encuentran entre los elementos de los que más dependemos”, aclara. “¿Es posible imaginar la industria sin la refrigeración por agua? ¿El transporte de mercancías sin vías fluviales? En la industria alemana, el suministro se resintió notablemente debido a los bajos niveles de agua del Rin.”

“Los fabricantes de automóviles chinos tuvieron que cerrar sus plantas durante semanas debido a los cortes de electricidad. Lo mismo sucedió en Italia. La escasez de agua genera un daño económico inmediato para muy diversos sectores de la economía.”

Clima frente a biodiversidad

Este ejemplo pone de manifiesto el vínculo existente entre la biodiversidad y el cambio climático. Puede parecer obvio –ambos forman parte de la biosfera, de la que depende nuestro bienestar–, pero analicémoslo con más detalle. Irónicamente, los esfuerzos bienintencionados por atajar el calentamiento global pueden pasar factura a la biodiversidad.

“Un plan climático que no tenga en cuenta la naturaleza en su conjunto será un plan incompleto”, afirma Peppelenbos. “He visto construir granjas solares en terrenos que solían ser bosques primigenios. Ese no es el tipo de cosas que tenemos que hacer.”

“También me preocupan todos los aerogeneradores fuera de costa que estamos construyendo por doquier. Resuelven un problema pero, si estas iniciativas no se planifican adecuadamente, pueden suponer un riesgo para la biodiversidad marina.”

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Dejar de hacer daño

Pero, ¿no sería más sencillo dejar de hacer daño? ¿Por qué los países no detienen la deforestación, si cuentan con el poder ejecutivo y judicial para hacerlo?

“Desde luego, la regulación es esencial”, aclara Peppelenbos. “Necesitamos normas sectoriales estrictas que limiten la incidencia adversa de la producción, el comercio y el consumo. Hasta la década de 1970, era normal verter desechos químicos en vías fluviales abiertas. El problema desapareció cuando esta práctica se ilegalizó.”

Verter residuos químicos es ilegal ahora, pero hay otras prácticas destructivas similares que perviven hoy en día. “La pesca es también una de las industrias más destructivas. Los pesqueros de arrastre emiten la misma cantidad de CO2 que el sector de las aerolíneas. Y el proceso de arrastre destruye toda la biodiversidad del lecho marino. ¿Por qué seguimos permitiendo la pesca de arrastre? ¿Por qué no podemos pescar como se ha hecho durante siglos?”

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Los arrastreros son inmensamente destructivos para la vida en el lecho marino.

Pero ¿quién va a pulsar el botón y decir que no? ¿Quién va a decir, “se acabó la pesca de arrastre”? “Bueno, la UE tiene ahora su Pacto Verde, un plan bastante duro, pero que está bastante bien”, explica Peppelenbos. “Recientemente se han anunciado algunas de las leyes que forman parte del Pacto Verde y que reducirán el uso de pesticidas en un 50% y protegerán el 20% de toda la naturaleza europea.”

“Yo creo que en los próximos años vamos a ver muchas cosas así: límites reales estrictos a la actividad económica. Porque el coste de la inacción está empezando a superar el coste de estas medidas limitantes.”

Incentivos políticos

Pero necesitamos algo más que prohibiciones. “Necesitamos incentivos políticos que recompensen la actividad positiva para la naturaleza”, anuncia Peppelenbos. “La acción del mercado no va a progresar lo suficientemente rápido si se siguen aplicando los incentivos equivocados. Esto sucede tanto con el clima como con la biodiversidad.”

“Hay ayudas por valor de 1,8 billones de USD anuales para actividades que generan una destrucción de la naturaleza, incluida la extracción de combustibles fósiles, y para la agricultura. Y los precios al carbono son demasiado bajos como para marcar la diferencia.”

“Tomemos como ejemplo la deforestación en Brasil. Francamente, es innecesaria. Brasil tiene 200 millones de hectáreas de pastos para el ganado en las que, con la tecnología existente, se podría aumentar fácilmente la productividad un 10% o más. Esto liberaría el 10% de estas tierras, es decir, 20 millones de hectáreas –una superficie igual a la extensión de Arabia Saudita– para aumentar la producción de soja, maíz y otros cultivos.”

“Así que no hay necesidad de deforestar nada para expandir la producción de cultivos o la ganadería. Lo único que hace falta es establecer los incentivos políticos adecuados.”

¿En quién recae la responsabilidad?

Pero hay otra cara, un reverso histórico según el cual Occidente no puede dar lecciones de moral a los mercados emergentes.

“Podemos criticar a Brasil por tener las mayores tasas de deforestación del mundo pero, afrontémoslo, todavía tienen un bosque, y nosotros no”, afirma Peppelenbos. “Más de la mitad del país todavía sigue cubierto de bosques, y hay que aplaudirles por ello. En los Países Bajos, todos los bosques primigenios han desaparecido.”

“La responsabilidad histórica de los países industrializados es enorme, al igual que con el cambio climático. Históricamente, dos terceras partes de todas las emisiones se han generado en los países industrializados. Así pues, es lógico que los países más pobres digan: ‘Vale, podemos hablar de mitigación, pero hablemos primero de dinero. ¿Quién va a pagar todo esto?’”

“Este es el mayor obstáculo en las negociaciones internacionales sobre el clima y la biodiversidad. ¿Quién paga los incentivos que hacen falta para llegar a una economía con cero emisiones netas y que sea positiva para la naturaleza?”

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Allanamiento de bosques tropicales en Brasil para su uso en ganadería.

Yendo en círculos

Una economía positiva para la naturaleza es esencialmente una economía circular, en la que los recursos naturales se utilizan y reutilizan, lo que supone desterrar el actual modelo económico lineal de extraer-producir-desechar. La economía circular no solo es beneficiosa para el clima y la biodiversidad, sino que abriría la puerta a un mercado de 4,5 billones de USD en reutilización, rediseño, reparación y reciclaje.

“La economía circular se enfrenta a una serie de retos, debido a los incentivos políticos inadecuados”, analiza Peppelenbos. “En primer lugar, las externalidades no se tienen en cuenta en términos de costes: resulta demasiado barato limitarse a fabricar un producto nuevo en lugar de reciclar uno antiguo.”

“En segundo lugar, en el diseño de los productos, la durabilidad no es uno de los principios prioritarios, cuando antes sí lo era. Ahora nos gusta usar algo y tirarlo pasado un tiempo.”

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La economía circular. Fuente: Robeco

“En tercer lugar, no hay que subestimar la enorme pesadilla logística que entraña el reciclaje. Tomemos como ejemplo el sector de la construcción y el entorno edificado. La construcción es una de las industrias que más impacto genera. Es bastante fácil pensar que se pueden construir casas y edificios de forma modular. Al término de la vida útil del edificio, lo demolemos y tenemos muchos tabiques, ventanas y puertas que podemos reutilizar.”

“Pero el problema es que no existe un mercado organizado para hacerlo. Los edificios se diseñan entre tres y cinco años antes de su construcción, y haría falta disponer en ese mismo momento del diseño exacto y las especificaciones de las ventanas que se van a utilizar. ¿Cómo saber si dentro de tres años va a haber disponibilidad de ventanas recicladas de los edificios que se van a demoler hoy? ¿Cómo se organiza eso? Es un rompecabezas logístico de inmensa complejidad.”

“Esto difiere mucho de la transición energética, que solamente supone reemplazar una forma de energía por otra. No es necesario cambiar el proceso energético en sí, basta con conectarlo a otra fuente. La economía circular es inherentemente mucho más compleja porque hace falta cambiar los procesos de producción y consumo.”

¿Hacer que el mundo sea vegetariano?

Cambiar los procesos de consumo también supone modificar los hábitos del ser humano. Se necesitan seis gramos de proteína vegetal de las tierras de cultivo y los piensos animales para producir un solo gramo de carne de vacuno. Además, el ganado vacuno es una importante fuente de emisiones de metano, y genera hasta el 14,5% del volumen total anual de gases de efecto invernadero.1

“Los niveles de consumo de carne en los países industrializados es insostenible a nivel mundial”, afirma Peppelenbos. “Pero no se trata solo de la carne. El sistema alimentario en general es enormemente ineficiente: un tercio de todas las calorías que se producen se pierden en el proceso de producción de alimentos que va de la granja a la mesa.”

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Las vacas son fábricas de metano andantes.

“Una parte se pierde en las granjas; no se cosechan o no se compran. A veces el trigo se abandona en el campo y es presa del moho; hay pérdidas en toda la cadena de suministro y en cada punto de venta. Y también hay despilfarro en los hogares de los consumidores.”

Además están las ineficiencias relativas: se necesitan cinco veces más vacas en México para producir la misma cantidad de leche que da una vaca estadounidense al otro lado de la frontera, mientras que en la India hacen falta hasta 20 reses. Como factor de compensación, aunque la India tiene una población de 1.400 millones, el 40% de ellos son vegetarianos.2

El papel de los inversores

Entonces, ¿qué pueden hacer los inversores para ayudar a que la aguja se mueva? Los propietarios y gestores de activos no cuentan con el poder que tienen los gobiernos, pero sí poseen el poder de asignación de capital –además de la titularidad activa, a través de la interacción, por ejemplo– para marcar la diferencia.

“Podemos utilizar la interacción con las participadas y dirigir el capital hacia las soluciones, como vamos a hacer con el nuevo fondo Biodiversity Equities”, anuncia Peppelenbos.

“Otra cosa que podemos hacer es orientar sistemáticamente nuestras carteras hacia empresas que no sean necesariamente soluciones para la biodiversidad como tales, pero que estén ayudando a revertir la pérdida de biodiversidad. A algunas empresas les va relativamente mejor que a otras en esto: los líderes y los rezagados en biodiversidad, por así decirlo.”

Análisis situacional

Para ello, necesitamos datos y análisis, y sobre todo información situacional. “Este ha sido nuestro enfoque a la hora de forjar colaboraciones académicas en los dos últimos años: aumentar nuestro conocimiento y analizar muy bien a los proveedores de datos.”

“Basándonos en esto, estamos creando un marco de inversión que podamos aplicar a todas nuestras carteras y vincular realmente a los emisores con sus impactos sobre la biodiversidad, identificando a las empresas que lo hacen mejor que las demás.”

“Con la biodiversidad, el problema es de ámbito local; mucho más que otros factores como los gases de efecto invernadero. Si se quiere trazar una correspondencia entre las actividades económicas específicas o las cadenas de suministro de una empresa y su impacto sobre la biodiversidad, en realidad lo que se precisa es un análisis situacional.”

Este tipo de análisis situacional es una pieza esencial del marco del Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con la Naturaleza (TNFD), el equivalente en materia de biodiversidad al Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con el Clima (TCFD). Muchos gestores de activos, entre ellos Robeco, ya se han adherido a él para publicar información sobre las empresas de sus carteras.

Pensar de forma más conceptual

“Yo creo que dentro de un par de años muchos de estos datos ya estarán disponibles.”

“Mientras tanto, tenemos que pensar de forma más conceptual. Es el caso, por ejemplo, de la industria papelera. Su impacto sobre la biodiversidad es negativo debido a la conversión del uso de los terrenos. Pero si nos centramos en cómo podrían las empresas mitigar este impacto, podríamos proponer que se abastecieran de bosques certificados en gestión sostenible.”

“Los índices de reciclaje son otra cuestión importante. Ahora disponemos de datos que podemos medir. Cuantificar los ingresos que una empresa obtiene de fuentes recicladas y de fuentes sostenibles certificadas.”

“Y así podemos diferenciar a las empresas que queremos seleccionar para las carteras. No necesitamos hacer todo el análisis situacional al completo para saberlo, para empezar a hacer distinciones y orientarnos hacia el impacto sobre la biodiversidad.”

Hay que actuar ya

Pero lo que necesitamos, sobre todo, es una acción real para hacer frente a la urgencia.

“Para mí, lo más importante es que evitemos la 'parálisis por análisis' y actuemos ya”, insta Peppelenbos. “Las tres cuartas partes del problema de la biodiversidad se deben a los cambios en el uso de la tierra y el mar, y a la sobreexplotación de los recursos naturales. Estas son cosas que se pueden identificar y evaluar relativamente bien.”

“Así que no esperemos a disponer de los datos perfectos. Si nos centramos en los impactos clave, podemos hacer notables progresos ya mismo.”