Cuando un banco central importante se marca como objetivo corregir algún desequilibrio, los inversores en renta variable suelen salir malparados. El Banco Central Europeo parece abocado a seguir a la Fed y a subir también los tipos. Lo que es seguro es que la fiesta de la creación de dinero a gran escala se ha acabado, y que del cielo radiante del QE vamos a pasar a los nubarrones del endurecimiento monetario.
Pero eso no tiene que ser necesariamente malo para las acciones, si se logra el objetivo básico de poner a la inflación bajo control. No obstante, lo que sí hace falta es claridad sobre cuánto y a qué ritmo subirán los tipos. Los mercados de renta variable preferirían que se realizara lo antes posible y pasar ya el mal trago. Después nos podríamos centrar en la nueva situación y empezar a buscar valor auténtico en los mercados.
Además, no hay que olvidar que los mercados emergentes y Asia están menos preocupados por la inflación que azota a Occidente, y que el hecho de que las economías asiáticas llevan años funcionando por debajo de su potencial significa que ofrecen unas posibilidades alcista excelentes. Por ese motivo, en nuestras perspectivas para la renta variable fundamental del 3T seguimos confiando en que todavía quedan oportunidades interesantes a largo plazo para los inversores.